No sólo cuando bebemos agua nos refrescamos, cuando transpiramos o nos bañamos lo hacemos con la misma finalidad. Pero qué sucede para que sintamos fresco cuando salimos del baño o transpiramos.
No es sólo el echo de que el agua esté a una temperatura distinta lo que nos refresca, ya que esto no ocurre en el caso de la transpiración. Es más bien el agua que se deposita en nuestra piel y que tiende a evaporarse la que nos refresca.
Qué sucede entonces: para evaporar el agua su temperatura debe aumentar, para ello se toma el calor del aire que esta próxima a la piel, esto hace descender la temperatura de ese aire que nos rodea y nos refrescamos.
Pero qué sucede cuando decimos que sentimos bochorno. El proceso es el mismo, pero en este caso el aire que nos rodea esta saturado de vapor, no puede contener más vapor, por lo tanto la transpiración o las gotas de agua que tenemos en la piel, se calientan, roban el calor del aire, pero no consiguen evaporarse, lo que hace que sintamos más calor.
Pero este proceso no sólo lo hacemos nosotros, la tierra a través de la evapotranspiración realiza el mismo efecto. Es por este motivo, que cuando nos adentramos en un bosque o un parque sentimos más frescor, el agua que encontramos en la tierra, las plantas,... al evaporarse roba calor al aire amortiguando el ascenso de las temperaturas.
Esto no ocurre en zonas secas, o en zonas transformadas por el ser humano, asfalto, cemento,... estos materiales al secarse lo único que aportan es calor al aire aumentando considerablemente la temperatura.
Observamos entonces, que no sólo los gases de efecto invernadero son responsables del calentamiento global. Las modificaciones del suelo, y como consecuencia la modificación del ciclo del agua influye en el aumento de las temperaturas.